Un jardín escondido, donde florecen los deseos.
Un oasis de placer, donde el
amor se hace dueño.
Frutos prohibidos, que invitan a probar.
Sabores
intensos, que hacen delirar.
Un refugio de pasión, donde el tiempo se detiene,
y el éxtasis se alcanza, en una danza sin fin.
Por Juan Camilo Rodríguez⁂
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