Al oído, palabras dulces, que encienden la llama del amor.
Susurros que
erizan la piel, y despiertan un temblor.
Promesas de placer, en cada frase susurrada,
que
alimentan la fantasía, y la pasión desatada.
Secretos compartidos, en la intimidad de la noche,
que intensifican el deseo, y hacen que el amor florezca.
Por Juan Camilo Rodríguez⁂
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