domingo, 21 de julio de 2024

Camino Descalzo y Ligero…

 Camino Descalzo y Ligero..




Camino descalzo y ligero hacia el único lugar donde me esperan... hacia mí.... se aprende muchas veces a decir adios..... se aprenden muchas veces a decir hola..... pues así es la vida ,un camino.... donde aprendemos, que al igual que el amor, la vida es un adiós que no termina..... así el suelo frío bajo mis pies desnudos es un recordatorio constante de mi conexión con la tierra. Cada paso es una danza, una comunión con la naturaleza que me rodea. Puedo sentir la textura de las piedras, la suavidad de la hierba, y el cosquilleo del polvo acariciando mis plantas. El aire fresco llena mis pulmones, limpiando mi mente de cualquier pensamiento innecesario. Es un viaje hacia adentro, un reencuentro con mi esencia.

Mientras avanzo, los sonidos del entorno se convierten en una sinfonía que me acompaña. El canto de los pájaros, el susurro del viento entre los árboles, el crujir de las hojas secas bajo mis pies. Cada sonido es un recordatorio de que estoy vivo, de que estoy presente en este momento. La luz del sol se filtra a través del follaje, creando patrones de sombras que bailan a mi alrededor. Es como si el mundo entero conspirara para guiarme en este viaje de autodescubrimiento.

Mis pensamientos vuelan libres, sin ataduras ni restricciones. Recuerdo los momentos de mi vida que me han llevado hasta aquí, las decisiones que he tomado, las lecciones que he aprendido. Cada experiencia, buena o mala, ha sido un peldaño en la escalera que me lleva hacia mi verdadero yo. Siento una mezcla de nostalgia y gratitud por todo lo vivido. Cada cicatriz, cada sonrisa, ha moldeado quién soy hoy.

El aroma de las flores silvestres me envuelve, una fragancia dulce y embriagadora que despierta mis sentidos. Me detengo un momento, cierro los ojos y respiro profundamente, dejando que el perfume penetre hasta el fondo de mi ser. Es un recordatorio de que la belleza está en todas partes, incluso en los lugares más simples y humildes.

Sigo adelante, cada paso me lleva más cerca de mi destino. Siento la energía fluyendo a través de mi cuerpo, una corriente cálida y vibrante que me llena de fuerza y determinación. Es como si cada célula de mi ser estuviera despierta, alerta, lista para abrazar lo que viene. La conexión con mi entorno es profunda, casi mística. Puedo sentir el latido de la tierra bajo mis pies, el pulso del universo resonando en mi pecho.

El camino no siempre es fácil. Hay obstáculos, piedras que hacen tropezar, espinas que rasgan la piel. Pero cada desafío es una oportunidad para crecer, para aprender, para fortalecer mi espíritu. La determinación me impulsa hacia adelante, el deseo de encontrarme a mí mismo, de descubrir la verdad que yace en mi interior.

Finalmente, llego a mi destino. Un claro en el bosque, un espacio abierto y tranquilo donde puedo estar en paz conmigo mismo. Me siento en el suelo, cruzo las piernas y cierro los ojos. La serenidad me envuelve, una sensación de plenitud que no había experimentado antes. Aquí, en este lugar sagrado, me encuentro con mi verdadero yo. Es un reencuentro esperado, una comunión con mi esencia más profunda.

Abro los ojos y miro a mi alrededor. Todo parece más claro, más brillante. La vida me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. He llegado a donde siempre quise estar, a donde siempre me esperé. En el camino descalzo y ligero hacia mí, he descubierto la belleza de la simplicidad, la fuerza de la conexión, y la paz de la aceptación. Y así, en este momento, me abrazo a mí mismo, a mi ser completo, y siento que, finalmente, estoy en casa.


Juan Camilo Rodriguez Garcia .·. 

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