El Fuego de Nuestros Demonios…
"Ard-ghréas ar na deamhain istigh ionainn, tabhair sinn chun a n-iontais."
"Despierten los demonios dentro de nosotros, guíennos a sus maravillas."
A veces me siento en la penumbra de mi mente y pienso en esos demonios que tanto tememos. No son criaturas de sombras ni bestias infernales, son los impulsos ardientes, las pasiones desbordantes, los deseos que nos empujan a los abismos del placer y del riesgo. Esos demonios que nos hacen vibrar, que nos llevan a desafiar el statu quo, a romper con lo establecido.
Los hemos satanizado, los hemos llenado de rezos, de palabras vacías, de intentos desesperados por alejarlos. Pero no nos damos cuenta de que, al hacerlo, estamos apagando el fuego que nos hace humanos, el fuego que nos hace sentir vivos. En ese afán por santificar nuestra existencia, dividimos los ángeles y los demonios, como si pudiéramos separar la pasión de la vida misma, como si pudiéramos vivir sin ese toque de locura que nos hace saltar al vacío.
Imagínate la vida sin esa chispa, sin esos momentos en que el corazón late tan rápido que parece querer escapar del pecho, sin esos instantes en que el cuerpo se estremece y la piel se eriza. Esos momentos que nos hacen sentir plenos, que nos llenan de energía, de vida. Y es que, al final del día, ¿qué seríamos sin nuestros demonios? Seríamos cascarones vacíos, sombras de lo que podríamos ser.
Ella, con su sonrisa angelical, cubría su existencia en esos demonios que la envolvían. No era una contradicción, era una fusión perfecta de lo celestial y lo terrenal. En sus ojos brillaba una luz que desafiaba cualquier intento de clasificación, una luz que mostraba la belleza de la complejidad, de la dualidad.
Vivir es aceptar esa complejidad, abrazar nuestros demonios y aprender a bailar con ellos. No temerles, no querer exorcizarlos, sino entender que son parte de nosotros, que nos empujan a ser mejores, a ser más intensos, más vivos. Es en ese fuego donde encontramos nuestra verdadera esencia, donde descubrimos quiénes somos realmente.
Así que, la próxima vez que sientas el impulso de saltar al vacío, de dejarte llevar por ese fuego interno, no lo apagues. No lo llames demonio, no lo exorcices. Abraza ese fuego, vive esa intensidad, porque en ese baile con tus demonios encontrarás la verdadera libertad, la verdadera vida.
Egipcio
"Sekhmet, neferet peret em ib, sa-Hetep taḥo em ba-n-a."
"Sekhmet, bella que surge del corazón, despierta el fuego en mi alma."
Juan Camilo Rodriguez Garcia .·.
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