"Sé por experiencia que, en la vida, sólo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. Es casi todo un milagro, ο una suerte inesperada, hallar a esa persona. Seguro que muchos mueren sin haberla encontrado jamás. Y, probablemente, no tenga relación alguna con lo que se suele entender por amor. Yo diría que se trata más bien, de un estado de entendimiento mutuo cercano a la empatía".
Haruki Murakami |Sauce ciego, mujer dormida
Sé, por experiencia, que la vida es un laberinto de emociones, un entramado complejo donde rara vez encontramos a alguien capaz de entendernos en nuestra totalidad. Esa conexión, esa comunicación perfecta que va más allá de las palabras, es tan rara como un milagro, una suerte que parece reservada para unos pocos. A lo largo de los años, me he dado cuenta de que este tipo de encuentro no tiene que ver necesariamente con el amor en su forma más convencional, esa idea romántica que todos conocemos. Es algo más profundo, más esencial.
Es como si de repente, en medio de la multitud, una mirada encontrara otra mirada y, sin previo aviso, ambos se reconocieran en la profundidad de sus almas. No se trata de química o de atracción física, sino de algo que va más allá. Es como si dos almas, vagando por el mundo, finalmente encontraran un reflejo de sí mismas en el otro. Un estado de entendimiento mutuo que roza la empatía, donde las palabras se vuelven innecesarias porque ya no hay nada que explicar. Todo se entiende, todo se siente.
No es de extrañar que muchos pasen toda su vida sin haber encontrado a esa persona. Y no porque no haya intentos, sino porque este tipo de conexión no se busca, simplemente sucede. Y cuando lo hace, es como si el universo hiciera una pausa, como si todo lo demás dejara de importar por un instante. La razón se desvanece, y lo único que queda es esa sensación de completa sincronía, como si ambos corazones latieran al mismo ritmo, como si ambos pensamientos fluyeran en la misma corriente.
He pensado mucho en esto, en esa sensación de ser comprendido sin esfuerzo, de ser visto sin máscaras, y me doy cuenta de lo raro y valioso que es. Quizás sea una de las experiencias más puras y genuinas que podamos tener como seres humanos. No tiene que ver con posesiones, con títulos, ni siquiera con la intensidad de las emociones. Es, más bien, una especie de reconocimiento silencioso, una paz interior que nace cuando alguien más puede ver el mundo a través de tus ojos y aún así amarte, aún así entenderte.
Es un encuentro raro, un privilegio que no todos experimentan, pero cuando sucede, te das cuenta de que vale más que cualquier otro tipo de conexión. No es amor en el sentido convencional, pero es algo que quizás lo supere. Porque cuando encuentras a esa persona, no necesitas buscar más. Has encontrado a tu reflejo en el mundo, y eso, en sí mismo, es un milagro.
Por: Juan Camilo Rodriguez .·.
No hay comentarios:
Publicar un comentario