jueves, 23 de junio de 2016

El Viaje de la Duda y la Esperanza.....


En la Encrucijada del Alma: El Viaje de la Duda y la Esperanza....




A veces, la rabia me consume, una impotencia que se aferra a mi ser como un amante celoso, reclamándome. Otras veces, es una sensación más tenue, como un murmullo constante en la mente que cuestiona cada movimiento. ¿Cómo puedo navegar este tumulto cuando ni siquiera sé cómo sentirlo? Las olas del juicio golpean mi barca, mostrándome un destino ineludible, inescapable.

A veces, me pregunto si es solo cansancio, una fatiga que arrastra mi alma al borde de la desesperación. Tal vez, es la realidad, cruda y despiadada. Mis manos, esas extensiones de mi voluntad, a veces parecen desbordarse de inexperiencia, torpes y vacilantes. Escucho voces que dicen que es natural, que todo pasará. Pero también están aquellos que susurran lo contrario, sembrando dudas como semillas en un jardín de incertidumbre.

Navego en un mar negro, sin rumbo, sin esmero. Las estrellas, esos destellos de esperanza, a veces son lo único que me mantiene a flote. Verlo, simplemente verlo, me hace entender que mi vida está cambiando, iluminada por destellos efímeros que me revelan nuevos horizontes.

Quisiera atesorar los momentos, guardarlos como joyas en el cofre de mi pecho, para no perder nunca su brillo. El tiempo, ese amante caprichoso, pasa tan rápido que a veces todo lo que veo son reflejos, sombras de lo que fue. Dicen que los buenos momentos son solo sueños, efímeros como el rocío de la mañana. Al despertar, nos encontramos en otra realidad, una menos amable, menos indulgente.

Los buenos llegan lejos, dicen, abrazan verdades que yo apenas puedo vislumbrar. Pero muchos de nosotros nos quedamos atrapados en sueños no realizados, viviendo en la promesa de un mañana que siempre parece estar más allá del horizonte.

Y en esa duda, en esa incertidumbre, en esa danza entre la luz y la sombra, me pregunto... ¿Y si no soy capaz?

Ahora, visualiza esto en una imagen en blanco y negro: una figura solitaria en medio de un vasto océano nocturno, las olas reflejando destellos de estrellas lejanas. La figura está de pie en una barca pequeña, con las manos extendidas, intentando atrapar esos destellos, mientras sombras de dudas y juicios se arremolinan a su alrededor. La expresión en su rostro es una mezcla de determinación y vulnerabilidad, atrapada entre el anhelo de alcanzar la luz y el peso de la incertidumbre.

Juan Camilo Rodriguez Garcia .·. 


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