jueves, 23 de junio de 2016

El olvido de tu recuerdo




Tu silencio, ese que a veces se siente más fuerte que un grito, escribe respuestas que no necesito escuchar, porque ya las conozco. Son esas respuestas que, aunque se esconden tras palabras, resuenan en el vacío de lo que fue. En ese olvido, se vuelven lejanas, como un eco que se va apagando, pero que nunca desaparece del todo.

Aún en lo vivido, siento tu exilio, esa distancia que no mide kilómetros, sino emociones. Es un abismo que dibuja el sentido de lo que se ha roto, de lo que se ha perdido. Y aunque el perdón se haya ofrecido, se esconde en lo más profundo, negándose a salir a la superficie, como si temiera que, al hacerlo, todo lo demás se desmoronaría.

¿Cómo engañar al corazón cuando aún se alimenta del rencor, cuando cada latido parece un recordatorio de lo que dolió, de lo que no pudo ser? Superar el clamor del alma se vuelve una tarea titánica cuando es el propio corazón el que lo pide, cuando insiste en revivir lo que debería haber quedado atrás. Amar se convierte en una lucha, un campo de batalla donde el olvido es el enemigo más feroz. ¿Cómo amar, si no pudiste olvidar? ¿Cómo regresar, si la realidad ya cambió, si lo que era ya no es?

Hacer infinito el camino, cuando solo se juzga lo sucedido, parece imposible. Los pasos se vuelven pesados, las huellas se borran con cada juicio, con cada reproche. Ser sincero en un mundo de mentiras, donde la verdad se esconde tras máscaras, es un reto que pocos se atreven a enfrentar. Y si ya terminamos el repertorio, si no queda más que decir, ¿cómo hacerlo obvio, cómo volverlo real?

Las respuestas se transforman en palabras, pero esas palabras ya no tienen fuerza, se apagan como una vela al final de su mecha. Se pierden en el olvido de tu recuerdo, en ese lugar donde todo lo que fuimos se ha convertido en sombras, en susurros que ya no significan nada.

Y aquí estamos, en este silencio que lo dice todo, en este espacio donde las palabras han dejado de tener peso. ¿Qué nos queda ahora, sino aceptar que lo que fue ya no será, y que el olvido es el único destino al que podemos aspirar?

Por: Juan Camilo Rodriguez


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