Quisiera flotar en tus miradas, dejarme llevar por ese océano profundo que son tus ojos, donde cada parpadeo es una ola que me envuelve y me arrastra hacia lo desconocido. No necesitaría nadar, me bastaría con hundirme en ellas, en ese abismo de silencios que escondes tras cada pestañeo. En tus ojos, el mundo se detiene, y el tiempo, que suele ser tirano, se convierte en cómplice.
En el silencio que rodea tus palabras, encuentro más que simples frases. Encuentro un lenguaje que solo tú y yo entendemos, un lenguaje que se esconde en los aromas que flotan en el aire cuando estamos juntos. Esos aromas que, como las flores, deslumbran y seducen, y que poco a poco desvanecen los recuerdos que intentan separarnos. Tus miradas, ahora infinitas, me han atrapado, y aunque el corazón ha partido lejos, el eco de tu ser sigue resonando en mí.
El sentir ya no es lo que solía ser. Ha sido opacado por razones, por motivos que a veces ni siquiera entiendo. Alejo el sentir, escondo el porvenir, como si eso pudiera protegerme del dolor que sé que vendrá. Amaneceres inconclusos, repetitivos, marcan el ritmo de mis días, mientras mi conciencia se dispersa, tratando de aferrarse a algo, a cualquier cosa que no sea tú.
Los segundos pasan, lejanos, y en cada uno de ellos solo te presentas tú. Eres como un susurro en la distancia, una sombra que se desvanece justo cuando intento alcanzarte. Estoy anestesiado, sin sentido, sentenciado a un destino que no elegí. Y en cada mirada que se me escapa, en cada instante que pierdo, siento que algo de mí también se va, se pierde contigo.
Solo me quedan secretos, suspiros que huyen de mí, pronunciando tu nombre en la oscuridad, pidiendo volverte a ver. Retumban en mi corazón, ese tambor que solo recuerda la melodía que juntos construimos, esa armonía que sigue latiendo en mis venas, aunque ya no estés aquí.
Y si este sueño, este largo sueño, llega a su fin... Ojalá estés en el despertar de mis días. Ojalá seas la luz que me reciba cuando abra los ojos, el primer suspiro de un nuevo comienzo, el primer latido de un corazón que nunca dejó de amarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario