jueves, 23 de junio de 2016

De ti soy...




Tráeme de vuelta. No como quien busca una permanencia eterna, sino como quien entiende que lo efímero tiene su propia magia. Llévame a tu lado sabiendo que no seré tuyo para siempre, pero que en este instante, en este preciso momento, lo soy por completo. Escóndeme en la profundidad de tu mirada, deja que tus ojos me encuentren una y otra vez, como si en cada parpadeo, en cada instante de oscuridad, me volvieras a descubrir.

Libérame de tus apegos, porque solo así podré regresar a ti, una y otra vez, sin ataduras. Escucha el latido de tu corazón, que resuena al compás del mío, un reflejo de lo que sentimos, de lo que somos cuando estamos juntos. Y cuando las palabras amenacen con romper la magia del silencio, no temas. Rompe en ese mismo silencio, deja que hable por nosotros, que diga lo que nuestras bocas no se atreven a pronunciar.

Dibuja mi rostro en un cuadro de verano, en ese espacio donde existimos juntos, donde el calor del sol y la brisa suave nos envuelven en un abrazo eterno. Sueña en mi mente, permite que esos sueños se transformen en realidades, que vivan en los rincones más profundos de nuestro amor. Que esos sentires no se queden en meros deseos, sino que despierten en realidades tan tangibles como el aire que respiramos.

Construye en cada día algo que sostenga eternidades. No busques lo grandioso, busca lo real, lo que perdura en la sencillez de un gesto, de una sonrisa, de un susurro compartido. Abre tu firmamento a esos días nublados donde, entre las sombras, puedas encontrar la belleza oculta. Mezcla tus colores con los míos, no para crear un cuadro perfecto, sino para aprender a dibujarlo juntos, a darle forma a lo que somos, a lo que seremos.

He huido, sí, pero también he llegado. Estoy en constante movimiento, pero no desfallezco. Pronto estaré siempre libre a tu lado, sin cadenas, sin barreras, solo nosotros dos, navegando en este mar de emociones que compartimos. Porque, al final, ni siquiera dos gotas de agua se reflejan siempre de la misma manera, pero ambas comparten el mismo origen, el mismo destino.

Por: Juan Camilo Rodriguez .·.


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