jueves, 23 de junio de 2016

El Camino del Destino: Reflexiones de una Existencia



El Camino del Destino: Reflexiones de una 

Existencia






¿Cómo explicarlo? ¿Cómo vivirlo, entenderlo, o creerlo? Si la mente es nuestra fuente y la vida y la muerte son parpadeos independientes pero muy conscientes. Todos traemos un camino y un destino, desconocido e igual de intrínseco. La vida nos lleva con brújula cierta, para que asumamos la faena. ¿Cómo superarlo o rechazarlo? Ha sido tema de ínfimos libros, culturas y filosofías, pero ni los ateos ni los crédulos han escrito algo realista que descifre el destino de manera cierta.

Algunos vivimos cuestionándonos. Otros, nos esforzamos sin cesar. Algunos nos imaginamos caminos inciertos, extraños, mientras otros simplemente los escribimos y terminamos soñándolos.

Pensamos y creemos que a vivir hemos llegado, pero muchas veces terminamos huyendo, refugiados en una realidad que no esperábamos vivir. ¿Cuál es el camino cierto o indirecto? A veces anhelo un simple pensamiento sin cuestionamientos, sin advenimientos. A veces desearía disfrutar sin conocimiento o visualizar la vida con una óptica más simple.

Esclavo de libros, proyectos e ideas que se cuestionan, hasta que la más fuerte sobreviva. Así se desenvuelve el dilema de existir viviendo o simplemente existiendo. ¿Cuál es el camino verdadero? Creo que todos aquellos que conduzcan a conocer el final tienen validez.

Seré, o me esconderé. Viviré o sentiré, no sé cuál decida o cuál escriba. Tal vez solo deba aprender que la vida termina y que solo la soledad decida. Solo quiero que no sea lo banal lo que me extinga, sin haber vivido lo que se predestina. Sé que al final viviremos solo lo que el destino puso escrito en nuestro camino...

En la quietud de una noche sin luna, en medio de un bosque cuyas sombras se alargan y se mezclan con el silencio, un hombre se sienta junto a un fuego tenue. El crepitar de la madera y el aroma de la resina quemada llenan el aire. Sus ojos reflejan las llamas, mientras sus pensamientos viajan por caminos inciertos y extraños. ¿Qué es la vida? ¿Qué es el destino? Un suspiro escapa de sus labios, llevándose consigo las preguntas sin respuesta.

En el fondo, el viento susurra entre las hojas, contando historias de aquellos que han pasado antes. La piel del hombre se eriza con el frío, pero también con la emoción de las ideas que le recorren como electricidad. Cierra los ojos, y en su mente, ve caminos que se bifurcan, decisiones que se desvanecen en la oscuridad. La incertidumbre es una compañera constante, una amante esquiva.

La vida, piensa, es una serie de encuentros fortuitos, de momentos efímeros que se entrelazan para formar una narrativa única. ¿Pero quién escribe esta historia? ¿Es el destino una fuerza implacable, o somos nosotros quienes tejemos el hilo de nuestra existencia? En el calor del fuego, encuentra una efímera respuesta. No importa el final, sino el viaje, los pasos que damos, los sueños que perseguimos, las lágrimas y las risas que compartimos.

El hombre abre los ojos y ve las estrellas titilando en el cielo, recordándole que incluso en la vastedad del universo, su vida tiene un propósito. No es el conocimiento, ni la riqueza, ni siquiera el éxito lo que define su camino, sino la pasión, la energía y el amor que pone en cada paso.

Con una última mirada al fuego que se apaga, se levanta, listo para enfrentar el nuevo día, con todas sus preguntas y misterios. Porque al final, vivir es abrazar lo desconocido, es sentir cada latido del corazón como un poema, una declaración de existencia, una danza con el destino.



Por: Juan Camilo Rodriguez .·.

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