La soledad se siente más intensa sin ti. Cada día es un vuelo hacia lo desconocido, un intento desesperado por aterrizar en tu amor. La luna, en su serena magnificencia, es el faro que me guía en la noche. Anhelo ese momento en que pueda tocar tierra firme en el refugio de tu corazón, y así materializar la fortuna de contar contigo.
No hay un millón de voces en el mundo que puedan aplacar este sentimiento. Tu amor es la única voz que resuena en mi interior, enfocando mis pensamientos y sentimientos. Es como un faro en la oscuridad, proyectando luz donde antes solo había sombras.
Cada día, al levantarme, siento el susurro del viento que me recuerda tu presencia. Es un recordatorio constante de que, aunque estemos separados por distancias físicas, nuestros corazones laten al unísono. La vida, con todas sus vueltas y giros, se torna un poco más llevadera con la esperanza de encontrarte al final del viaje.
Imagino un futuro donde nuestras almas se entrelazan como hilos de una misma cometa, volando juntas hacia horizontes desconocidos. En ese futuro, la soledad se disipa, reemplazada por la calidez de tu amor. Los días de incertidumbre se transforman en noches de paz, bajo la luz de la luna que siempre nos ha guiado.
Este viaje, aunque arduo, está lleno de momentos que me recuerdan por qué vale la pena. Es en esos instantes de vulnerabilidad y esperanza donde encuentro la verdadera esencia de nuestra conexión. Cada ráfaga de viento, cada latido del corazón, es una prueba de que este amor es real y profundo.
Me aferro a la creencia de que, al final de este camino, encontraremos la felicidad que tanto buscamos. La cometa seguirá volando, guiada por los vientos de la vida, llevando consigo nuestros sueños y anhelos. Y cuando finalmente aterrice, será en el refugio seguro de tu amor, donde siempre debimos estar.
Por: Juan Camilo Rodriguez .·.
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